martes, 24 de octubre de 2006

El trastero de los tiempos

Hoy, sin que sirva de precedente, debo contarle al viento los secretos encerrados en el valle de los veranos vividos. Hoy, sin que se vuelva a repetir la osadía, hablaré del desván de la emociones.

Sin lugar a dudas, el desván de las emociones encierra dos tramos de tiempos que transcurren en dos lugares distintos.

El primer tramo de tiempo empezó hace más de nueve años y perdurará para siempre. Con él llegó lo nunca vivido.

El segundo tramo de tiempo comenzó hace más de seis años y espero que fenezca ahora mismo.

Se me olvidaba decir que hubo un tiempo anterior, antes de estos dos tramos, tan lejano, tan perdido, tan añorado.

Posiblemente, el desván de las emociones siempre estuvo ahí pero nadie se preocupó de abrir la puerta y descubrir sus secretos. Alberga tantas sensaciones indescriptibles, tantas iras encerradas en cofres de forja antigua, tantas palabras selladas, y todos los silencios de esta vida.

En el estante de arriba, en la pared del fondo, está en una caja de cartón guardada "la razón". A lo largo de los últimos años me di cuenta que no vale nada, aunque sea mi única guia. Y lo que más me duele, es que en el techo, justo en la parte más alta, esta la lámpara de "la imaginación", mi verdadera liana. Lo que no encuentro, y he mirado exhaustivamente, es "la aventura", ahora mismo no recuerdo dónde la puse y daría "casi" la vida por encontrarla.

Hay montones de objetos tirados por el suelo del desván: una moto, un caballo, un rifle, un trabuco, una mochila o una alforja. Incluso hay un poster gigante que refleja la grandeza de una sierra cualquiera.

Estos enseres son los que apenas ocupan una pequeña parte del desván, creo que debería construir una ventana para por lo menos, en los días de lluvia, ver llover, y en los días de Sol, ver la luz.

Que triste encerrar todo en palabras cuando éstas no valen nada.

Voy a poner un letrero en la puerta que diga "Prohibido cerrar con llave". Esto me dejará siempre abierta la posibilidad de entrar o de salir.

lunes, 23 de octubre de 2006

El ayuno de la ira

Derramaré de nuevo las mismas lágrimas sobre el viejo dolor roto. Me perseguirán durante días, intentaré justifcar lo imposible. Me ofrecerán la llave oxidada por mi cadena de oro, y aceptaré. Qué locura más extraña.

Así me va. Qué el ayuno de la ira no se convierta en el finál de los días perdidos.

Por vuestro bien lo digo, nada me va en ello.

martes, 17 de octubre de 2006

Ánimo

Le vuelvo a pedir al viento que sople a favor aunque sólo sea por un día.

Animo desde aquí a los latidos que mueven mis actos para que no se preocupen por nada. 14 días no son nada.

Vendrán días mejores. Seguro.

martes, 10 de octubre de 2006

Amenazas diáfanas

Anda con cuidado, cada palabra que escupas puede ser la última.

Estás jugando con mis latidos y ten por seguro que eso te puede costar la vida.

Sólo espero un error, sólo uno.

Por la noche, cuando duermas, piensa que perdí mis sueños y ahora sólo me queda la vida, ni siquiera se te ocurra rozarla.

Quizás no llegues ni a leer esta carta ....

jueves, 5 de octubre de 2006

Vahídos

Ahora que viene la luz es cuando más me está costando seguir erguido.

Coger la vida a cuesta y empezar a caminar, no por huir, simplemente por descubrir y no volver a pasar por los lugares de los que partí.

Los eternos sueños vuelven a hacer eco.

".... te vi pasar en la acera frente a mi ...."

¡Qué díficil y fácil a la vez! ¡Qué injusto es razonar!

No se si al final fuí yo él que eligió, creo que no. Espero que los albores del tiempo me recuerden como yo los recuerdo a ellos.

Las migrañas regresan a mi, nunca se fueron.

Locvana.

lunes, 2 de octubre de 2006

Glasgow

Anoche anduve encerrado entre los himnos de la existencia. ¡Qué sensaciones!.

Hubo instantes en los que al cerrar los ojos veía dibujarse frente a mi los orígenes de la vida.

Los sonidos envolventes me levitaron sobre la realidad y pude ver más allá de lo sentidos.
Se abrieron ante mi nuevos caminos de esperanza ... no está todo perdido.

Sin lugar a dudas, momento irrepetible.

Laviesmu.