lunes, 28 de mayo de 2007

El sendero de los sueños

Tengo tantas cosas que echar a mi viejo baúl, qué no se si van a caber.

Se avecinan días de intensas emociones, me veo que no puedo con todo, no puedo mantener el equilibrio. Me da mucho miedo caer hacia el lado donde más daño pueda hacer, no me preocupa el que me pueda hacer yo, nunca me preocupó.

A veces me gustaría ser igual que la mayoría, impasible, absurdo en mi propia naturaleza humana. Es superior a todo, no puedo ser igual, soy muy diferente. Esto es la fuente de todas mis agonías y sufrimientos, pero prefiero no ser feliz a serlo ahogado en ignorancia.

Absurdo sin igual, pero casi que prefiero que no se cumplan todos mis sueños para poder tener algo más que encontrar.

Los sueños no sólo sueños son, son mucho más que una guía y un sustento para mantenerte vivo y en guardia ante las alimañas que me aguardan tras cada esquina.

Seguiré sufriendo, ese es mi camino.

lunes, 14 de mayo de 2007

La isla de olvido

Llego por fin el momento de hablar del más oscuro secreto, del bául de las notas sin tinta, del archivo de los sueños varados en veredas de hipocresía, de la Isla del Olvido.

El sitio más inmenso jamás conocido, rodeado por las más bellas aguas, rodeado por los más dulces rumores. Mares sin incertidumbre, mares sin pesadumbre.

Al pie de cada árbol, un cuento sin contar. Escondido entre cada arbusto, un momento que jamás volverá a pasar. En la cima de cada montaña, una palabra que jamás será pronunciada. Y en el lecho de sus ríos, habitan los cuentos robados al viento.

Es recorrer la Isla, siempre en sentido contrario a las agujas del reloj, e ir recogiendo silencios.

Simplemente un lugar aparentemente apacible lleno de dudas que nunca serán aclaradas.

Posiblemente, habitat peligroso. Cuidado con naufragar en sus aguas.

viernes, 11 de mayo de 2007

Luna hiena

Lo tenía todo, demasiado bonito para hacerla mia.

Otra hoja más para escribir en los libros de la isla del olvido, de la que pronto he de hablar.

La edad del Sol

Podría perderme en el tiempo hablando de la soledad. Me bastará con decir que simplemente con vuestra ausencia ya no tendré nada que contar.

Pero, por favor, nunca me dejéis solo.

Que en los lejanos límites del océano, allá donde habitan mis sueños, nos tenga que echaros en falta, sólo eso os he de rogar.

Triste soledad en compañia, triste camino al andar que se abre entre los senderos que sueñan con mi vagar.

martes, 8 de mayo de 2007

Carpe Diem

Llegó el momento de contar lo evidente, de soñar bien despierto, de narrar el deseo y cumplirlo. Llegó el momento de vivir.

Se acabó el llorar por el mañana que aún no ha llegado, por el pasado que ya se fué y por el presente que pasará.

El instante, esa unidad de tiempo irrepetible, única, que debe ser vivida con intensidad, sin escuchar voces ajenas, y a veces se debe enfrentar sin la razón como escudo, sólo con la libertad como destino.

Los tiempos futuros que están por venir, o que quizás nunca llegarán, no deben poner freno a la vida.

Que la muerte no se lleve ni uno solo de nuestros sueños.

No tener la necesidad de mirar hacia atrás y de añorar lo pasado, eso es la verdadera felicidad.

Palabras que volarán,
sentimientos enfrentados,
que la aurora boreal
nos haga sentir la mar
y que vivamos sin más
cada segundo pasado
pues nunca más volverá