miércoles, 16 de abril de 2008

10 Lunas

En mi cabeza todo se revela irreversible. Demasiado tiempo para intentar corregir tantos errores encadenados.

Mar de confusión que enredas mis pensamientos y me ahogas entre las aguas de la contradición.

Este barco, a no ser que haya milagro, no creo que lo pueda salvar de los fangos donde varado desespera por rozar una sola gota de agua.

Por mucho perdón que suplique, aunque me echen condena a muerte, no podré hacer justicia con mi soledad.

Y volveré mil veces a este eterno penar, que no es muy diferente de las otras decenas que me acompañan desde tiempos inmemoriales.

Pedir absolución sería traicionar mi traición, ya ni eso me quedaría. Por tanto, me condeno a vagar por las tierras olvidadas, por los senderos de barro, por desiertos de nostalgia, a bucear en el Mar Muerto, a escalar los silencios que se escuchan tras tus pasos. Que las hojas del calendario hagan un corte en mi piel por cada día pasado para que nunca pueda olvidar.

Diez Lunas encierran una gestación natural de lamentos infinitos.

martes, 1 de abril de 2008

Anunciación

Mis primeras líneas serán para reconocer al trovador de lamentos la osadía de dejarme narrar mis aventuras y extraños viajes.

Si soy sincero, nunca creí que me fuera a encontrar de nuevo contigo, y menos de esta manera. Creo recordar que han pasado más de diez años desde ese mágico día difícil de olvidar. Aunque resulte inverosimil, aquella noche soñe con volar como nunca antes lo había hecho, y volé. Rarezas de la vida, se alinearon todos los planetas y se encendieron las luces de todas las estrellas.

Oí el batir de las alas de los cuervos y las risas de las hienas. Probamos la fruta fresca, y nos lanzamos sin vacilar a las aguas de la agonía. Se bien de lo que hablo, pues todavía en los cambios de estación las marcas de mi brazo me recuerdan sin vacilar aquellas mágicas horas. Actué de gran maestre y aquello cambió el rumbo de mis días.

Yo también vagué por la sierra de Cazalla junto a "Andrés". Nuestro amigo Ernesto me curó el alma a faldas de sierra Maestra. A caballo, andando, en moto o bicicleta he recorrido en esta última decada miles de lugares. Aquí te iré dejando los recuerdos de las vagas huellas que fuí dejando allá por donde me dejaron pisar.

El Duende.