jueves, 13 de noviembre de 2008

La penúltima vez

Como Duende que ha vidido lo irrazonable como si fuera el guión de aquel cortometraje que siempre soñó realizar,como aventurero que cruzó de rodillas el Salar de Uyuni y subió descalzo al Machu Picchu con su eterna pulmonía, como paseante de los cien mil caminos que cruzan las tierras donde se cometieron los mayores ultrajes de este mundo,pero sobre todo, como observador de lo cotidiano y adorador de la tranquilidad que envuelve el vuelo del halcón,amigo de la ausencia hasta alcanzar la enfermedad y enemigo del tiempo y la distancia,YO, con los poderes que me otorga la llave que cierra las 13 puertas de los reinos perdidos en la cueva del silencio, aquella que atravesaron mis pasos hace ya tanto años que me ha hecho perder los recuerdos de mi infancia, YO, nombrado principe de las moradas tardías, de las cabañas de fuego que envuelven en ruinas la frontera de mi corazón, YO, proclamo hoy como el último día después del siguiente a la penúltima vez.


Perseguir un imposible es siempre un bonita razón para poder seguir viviendo.