martes, 31 de marzo de 2009

Agotado

Utilicé siempre la queja como mecanismo para reflejar que estoy vivo, no que vivo.
Usé siempre las palabras para contarme al oido lo que a gritos me nace de dentro.
Manejé con soltura la pequeña mentira y abrazé con ternura la orilla de la desesperanza.

Pero ya no puedo disimular más. No puedo ni debo callar. Estoy exhausto de chocar de frente a gran velocidad con el mismo muro de cemento que aparece tras cada esquina que doblo.

Yo creo que ya está bien. Ya es suficiente. Aunque no haya aprendido todavía la lección, estoy agotado.

Dejarme elegir al menos mi forma de morir. Que pueda escribir en la historia de mi vida algo de mi propia cosecha. Qué menos que eso.

Si uno no es dueño de elegir al menos un buen momento para morir, no se qué pintamos aquí.

Negra suerte que persigues mis andadas, olvídate de mi.

Qué tristeza más grande penar por algo que otros añoran, vida perra.

viernes, 6 de marzo de 2009

Futuro

Hablemos del futuro, sólo por divagar. Hablemos de lo que aún no existe porque hablar de lo que veo, de lo que siento, no sería hablar, sería ahogar en amargura el resto de este cuento.

Imaginemos por un momento que detrás de la oscuridad puede vislumbrarse una esquirla de claridad tenuemente amarrada a una tira de papel de seda.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, no soñemos con el pasado, tengamos ansiedad por descubrir el futuro. Para que desear lo vivido si se perdió para siempre en la laguna de las eternas tristezas, allá por las montañas olvidadas de los relatos incompletos.

Pero en este nuevo camino por explorar, salpicado de bellas ilusiones y de lindas esperanzas, no olvidemos jamás que el pasado se fué y el futuro vendrá, el instante es lo que tenemos y si perdemos el tiempo hablando de futuro dejaremos de existir.

Palabras vacías, como todas las palabras. Ideas vanas y sentimientos contradictorios donde debemos rezar para no caer en la eterna espiral que nos atrape en el miedo por vivir, porque es lo único que tenemos, o que creemos tener.