miércoles, 27 de mayo de 2009

Carta al olvido

Y de que va esta canción:

En el valle del destino,
y a lo largo de su río,
en un Otoño muy frío
un hombre va y se murió.

Cuenta esta vieja leyenda
que caminando malherido
le dejó carta al olvido,
le susurró al oído a Dios.

Pero un viejo campesino
que guardaba sus aperos
dice que contaba un verso
sobre un viejo trovador.

Aunque el viento impedía
escuchar con garantías,
palabras entrecortadas,
los sonidos de su voz.

Algo así oyó que decía:

"Detrás mía viene la vida
pues la muerte me dejó
arropado de dolor.

Cuidado con osadías,
no digas palabras vanas,
pues el tiempo terminó.

No mires atrás lo andando
ni creas haber soñado
pues esto ya se acabó.

Sin resignación ni ira
le quite sus ropas negras
y desnuda se quedó.

Era la mujer más bella
que encontré sobre la tierra,
sonrió y se me abrazó."

Y sobre el camino negro
de pisadas de infortunio
con el río de escenario
el hombre va y se murió.

Y los niños a la escuela,
estos días de verano,
van cantando la leyenda
de uno que al morir vivió.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Respira ...

Los azares del destino han llevado a encontrarme en el albor del día con el duende. Le he visto extraño, distante, silencioso, opaco. Siento que sólo respira por miedo a no respirar, me duele la resignanción de sus ojos, me abrasa el dolor de su alma.

Tantos inviernos sin encontrarnos, tantas noches sin su mirada. Aún recuerdo aquellos días perdidos ya en los rincones de la memoria cuando la bola entraba en el gua, cuando la chapa corría por la arena, cuando volaba la peonza y soñabamos con el fichaje nº 35. Dónde quedaron tus sueños, duende, dónde olvidaste tu lugar. Siempre pensé que recorrerías de nuevo Sierra Maestra, ahora ya se que no.

Antaño lleno de luz, y hoy conforme con reír los cuentos de otros. En qué punto del camino miraste hacia atrás y perdiste la guía que a ningún lugar te debería llevar.

Imploro al rey de los barbechos, jefe de las tres rutas prohibidas, que traiga su ejército a mis puertas.
Reclamo al dios de las promesas, señor de la fruta prohibida, que lleve a sus legiones al templo de Yerushalayim, lugar del que nunca debieron partir.

A partir de aqui, que empiece la batalla final, la única que tendrá un ganador. Si el miedo se alza con la derrota, la victoria será la recompensa que dejaré a la generaciones futuras.

"Abro la puerta y veo la hoguera susurrar.
Elevo la mirada y descubro en la penumbra al Fuser con la mirada llena de paz, esto me deja sereno. Ahora se que lo mejor está por llegar.
Cierro la puerta con sigilo y al girame veo la sombra de la hoja alargada y curva en el cieno, le digo que no me espere despierto, que aún tengo caminos que andar."

lunes, 18 de mayo de 2009

Las huellas de tu mirada

Sólo por veros reir valió la pena sufrir. Sólo por veros felices valió la pena vivir.

Siento que en la nostalgia anda flotando un lágrima, lleva la sonrisa puesta y los ojos pintandos de sal. Oigo gruñir al viento, eso no es bueno ni malo mientras no escuche reir al tuerto, todo puede llegar.

Me tapo los ojos y miro hacia atrás, y veo los sueños que vienen y van. Siento partir hacia al frente sin tu pañuelo de seda, espero que esta distancia no nos separe jamás.

Y miró hacia el Sur y sobre los ojos grises del Invierno que se llevo la memoria espero poder olvidar.

Junqueras que sosteníais mis huesos ¿dónde habéis ido a parar?. Dejásteis paso a las zarzas y a los negros despertares que envuelven las tenues luces de esta aldea de desprecios donde regreso a buscar lo que no supe encontrar.

Rozo con mis pupilas las huellas de tu mirada. Siento en mis mejillas al aire narrar la calma que vive en la pesadumbre las eternas moradas de los antiguos pastores, perdidas hoy entre nubes de codicia y esplendor, y tiro la moneda al aire y siempre el mismo ganador.

Me apoyo sin fuerzas ya sobre las puerta olvidada.
Me resguardo de la lluvia bajo el techo derrumbado.
Me siento en aquel puente que caciques derribaron, y cuento a mi media luna de alquitrán los mismos sueños que le susurraba cuando en ella dormitaba.

La tierra me huele a mojada, y creo que al despertar el olor de la hierba fresca podrá hacerme olvidar estos momentos amargos que nunca podré olvidar.

Largo día, breve noche.