lunes, 30 de noviembre de 2009

Truman

Soy una persona prácticamente transparente, tanto en mi forma de actuar como me perciben los demás: no me ven.

En todo cuento para nada, esa es la gran experiencia que voy sacando de los días que llevo vagando por esta vida, que ya van siendo unos cuantos.

No puedo evitar hacer algunas cosas bien cuando las debería no hacer, y otras cosas que si debería hacer las dejo morir en el anonimato del tiempo pasado.

Me gustaría pasar de todo, coger la senda de la soledad, la única senda a la que creo que estoy llamado a tomar, y reírme al ver mi reflejo en las mansas aguas de la tranquilidad.

A Truman parece que le esta gustando el experimento y se está pasando bastante de lo aceptable o comprensible.

Sigo sin ser traidor y aviso en cada ocasión que tengo, que a nadie le preocupe mi andadura pero que no se crucen en ella en el día en que la profecía se cumpla.

Dad y perderéis lo dado en la mayoría de los casos, esa es la única verdad.

Triste pero cierto.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Adiós

Pisando las hojas secas
que el Otoño dejo escapar
recuerdo bellos momentos
que jamás podré olvidar.

Anduvimos de puntillas
entre la pena y la angustia
y eso deja secuelas
que nadie podrá quitar.

En el hogar del absurdo
nos quedamos bien varados
y por mucho que soñemos
nos marcó la eternidad.

Vivo por ver reflejos,
y sentir pequeñas cosas.
Vivo por ver de lejos
a las bellas mariposas
agitar alas al viento,
y modificar el momento,
aunque nada más importa.

Y se levantó de su silla, como si fuera una vez más. Y se puso su chaqueta, y colgó su dormitar en la percha de la puerta. Al salir, ni una palabra de más.

Ahora en la lejanía de quién nunca debió estar echo de menos las risas. Se que su caminar hará camino al andar.

Hasta siempre, hasta la vista, hasta que las cervezas frías posadas sobre viejo mármol vuelvan a contar mentiras al recordar el pasado. Si nunca llegará el encuentro, pues que te vaya bonito en el reino de los tuertos.

Embarazo en años, tela pal cuerpo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Boina bajera

Esto ya huele ha mojado. El trágico despertar acompaña hoy al otoño en su mágico caminar.

El campo se va aclarando, los viejos robles se van y nuevos tallos se harán paso en algunos meses. Pero no es eso lo que más importa, ni mucho menos, pero importa.

Boina bajera, garrota alma de castaño, viejo abrigo roído por el tiempo, botos oscuros, cuerda que sostiene la cordura a la altura de la cintura, ahí va el viejo pastor de penas, antaño recolector de belleza y hoy, hundido en el barro, clava su mirada en el horizonte y aún recuerda, allá por los años de las avispas, sus paseos por la vida.

El viento ya no le vuelve sereno, y eso me preocupa.

Oigo al mar susurrar
allá en la lejanía
viejas palabras mías.

Oigo al cielo aclamar
en su inmensa altura
ecos de mi locura.

Y en el viejo cigarral,
oteando la Imperial,
veré a las calles llorar
por las pisadas pérdidas,
aquellas que no volverán.