martes, 23 de marzo de 2010

Tinieblas

Apenas me quedan sonidos donde poder guardar mis quejidos.
Apenas me quedan ganas para poder seguir bien erguido.
Apenas queda mañana, y temo más al olvido que al jaguar que duerme en su rama.

Siento mis ojos cerrar, esto ya huele a mojado.
No me oigo respirar, esto ya huele al final,
o quizás sea la vida que me tiene adormilado por miedo a mi despertar.

Me tiembla el pulso y no puedo fallar...

Y volveré ... y volverás ...

Y que los viejos chaparros me guarden de viento y la lluvia,
voy a echarme a pensar en no perder la cabeza
pues la dura batalla que me espera en la madrugá, hacia el sur de la arenas,
quizás no pueda perder lo que nunca debí ganar.

He alcanzado el mayor bien esperado por la peor alimaña, solo en la soledad.

Tinieblas que me envolvéis, marchad hacia las montañas.
Luz cegadora del amanecer, arrópame con dulzura
pues según se apoderé de mí esta tremenda locura
no podré poner fin a las olas de mis dudas.

Navaja en mano, bolsa, abril, campo, allí deberé resistir al encanto de tus brazos.

lunes, 15 de marzo de 2010

El extraño

Soy un extraño,
Un ermitaño,
Ando desnudo,
Y miro mal.

Hablo de frente.
Voy por mi mundo,
Voy dando tumbos.
Buscando el mar.

No fumo y bebo,
no se lo que digo,
no creo en destino
no sueño por soñar.

Sólo estar cuerdo,
espero en silencio.
Pierdo la vereda,
para encontrar paz.

Soy un extraño
que anda perdido
que escucha al viento
y huele a sal.

Haz el camino
sin ver pisadas,
dijo el maestro
a este juglar.

Y el nuevo sabio
de las cerezas
narró al alba
mi navegar.

Lamentos tristes,
pozo cegado,
red de ilusiones
al despertar.

Soy un extraño…

martes, 9 de marzo de 2010

De nuevo ...

Y cuando los dos patos flotaban sobre el mes más corto del año y la desesperación, y el dolor, hacían su estelar aparición, a la vez que el Sol teñía de libertad los ecos del futuro, en ese momento, y justo en ese momento, mi sangre volvió a luchar como siempre. Lo hizo y vió la extraña luz que le deberá acompañar por siempre.

Habrá más momentos de felicidad, no lo sé, difícil volver a igualar. Por dos veces merecí un instante de felicidad, no se qué coño habré hecho en esta vida para recibir el premio más importante dos maravillosas veces.

Al final, siempre preferiré el eterno purgatorio donde me ha tocado penar a cambio de haber podido recibir los que jamás podré devolver.

Esto ya huele a tragedia para los que siempre acechan mis pisadas, un mal giro y la furia desatada podrá ser de tal magnitud que la tierra nunca conocerá desvastación igual.

Gracias a mi vida que me ha dado tanto ...