viernes, 25 de abril de 2014

El cieno de la vida

Mala imagen la que debo dar a simple vista cuando todo el mundo piensa que me pueden mentir sin más, con pobres adornos y cuentos sin final. Saltan de historia en historia, de fábula en fábula, de palabra en palabra, y deben imaginar en su nube de ilusión que yo alguna vez perteneceré a las mil y una tonterías que debo escuchar cada día.

Si alguien en su interior pudiera vislumbrar siquiera lo que me importan las burlas vestidas de novela de paja, todo me duele pero nada me hiere aunque poco a poco me vaya desangrando en la desidia de la incompresión donde habito, donde sueño.

Marchito en mi divagar eterno me doy a la bebida de la amargura. Parece ser que no soy capaz de encontrar el camino de regreso a la tranquila soledad del murmullo de la siembra al recrear mares de ilusiones y voces de libertad.

Renuevo hoy mis votos de resentimiento contra lo vivo y lo muerto, contra la suerte y el tiempo, contra las luces del faro que una vez me señalo la senda del infortunio donde al menos yo era yo.

"Y sentado en la piedra mira las ranas saltar sobre el cieno de la vida, todo es bello, huele a paz".





martes, 15 de abril de 2014

Amargo sabor a derrota

Entiendo por no entender que el hombre lucha únicamente por saber como terminar con el hombre.

Avances científicos, milagros tecnológicos, todos ellos en el fondo nos dirigen sin remedio hacia la puerta de la inexistencia. Tengo claro que esto es imparable pero no me puedo resignar, debo al menos llorar por el fin de la especie más dañina que piso nunca el planeta azul.

En el último suspiro del último hombre éste verá pasar toda la historia de la humanidad por delante de sus ojos y verá que por cada acierto vinieron mil desatinos. Cada bala perdida mato a cientos de miles de hombres, daño colateral lo llamaban.

Y mientras tanto, yo, único ser humano que tiene la seguridad de no pertenecer a este mundo, contaré la destrucción del sinsentido de la vida desde la ventana de mi desván, esa que mira al Sur.

Pocas veces una historía fue tan mal contanda que cientos de años antes de llegar a su fin se sabía de antemano el desenlace final de la misma.

Mientras tanto le regalo hoy, y sin que sirva de precedente, una sonrisa al viento y una esquirla de silencio a la soledad.