domingo, 21 de febrero de 2016

Mirando hacia atrás

En un lejano lugar, baúl de todos mis sueños, hubo un punto de inflexión donde la historia pudo cambiar.

Mirando hacia el lugar donde descansan los recuerdos y vivencias de muchos de los que nos precedieron, la acción contenida del último de los tristes caballeros que aún cabalgaban por la Mancha dio lugar al cuento que aún sigo escribiendo y al que intentaré jamás poner fin.

Quizás fuera en el último suspiro del Agosto más extraño que haya podido navegar donde esta leyenda empezara a forjarse.

Una flor que estuvo a punto de marchitarse; una luz que estuvo a punto de imaginarse: un silencio en el olvido y el dolor que pereció antes de nacer.

Hoy, echando la vista atrás, se ve tan lejano el momento que a veces en vigilia sueño y en los sueños vivo el recuerdo.

Y los viejos de lugar murmuran aún sobre el sentido de mi nombre: el Trovador de Lamentos. El último Rey de los Tuertos que miró hacia el firmamento y en el horizonte oscuro que se esconde tras tus sueños te susurra en el olvido cualquier viejo momentos pasado pero no vivido.

Una gota perdida en desierto,
una mota perdida en el mar,
una nota perdida el viento,
unos ojos mirando hacia atrás.

Pensó que reía el ganador
y no quiso caer en cuenta
que al moribundo perdedor
le quedaba aún un esquirla
de sangre en su corazón.

XXXI Acto, de libro de los Inertes. Sección VIII del tomo MCMXCVII.