Maté mis sueños en vanas esperanzas llenas de reproches y siniestros pensamientos.
Hoy, en la cueva del olvido, recuerdo la primera vez que soñé despierto.
Mil mares llené con todas las lágrimas que perdí en lamentos.
Navaja, sal y Silencio, eso es lo único que necesité y es lo que jamás tuve.