martes, 27 de julio de 2010

De tal palo ... tal cacho leño

Nunca se debe olvidar de donde viene uno y a donde va. Esta perspectiva es la única que puede permitirte elegir, en los momentos más críticos, las mejores decisiones.

Nunca debes de obviar los consejos de otros que anduvieron ya por los caminos que ahora quieres transitar, nunca. Tampoco esto quiere decir que tengas que hacer caso a dichos consejos, pero si escucharlos, tenerlos en cuenta antes y no recordarlos después, cuando ya las acciones fueron tomadas y las repercusiones de las mismas son inevitables.

Por más que me duela sabe más el zorro por viejo. No lo dudéis jamás.

Todo está ya inventado pero te invito a soñar. Haz de tus sueños camino, para poder augurar que en tiempos venideros puedas ser tu el diván donde otros duerman sus dudas, y pidan ayuda, y busquen salidas, y encuentren la mano que les pueda guiar.

Denso mar de espuma que no me dejas nadar. Qué me llevaría a cosechar tantas dudas teniendo todas las respuestas.

¿Por dónde andas Duende? Te vuelvo a echar de menos ...

martes, 20 de julio de 2010

Luces apagadas

Ayer hizo tres años que las luces se apagaron por última vez bajando el puente de las camionetas.

Ayer hizo tres años, y yo no olvidaré el millar de sueños rotos.

Espero que allá por donde vagues lleves puesto el plato grande y el piñón pequeño, y que puedas ver a tus princesas crecer, y que tus sueños sean sus sueños.

lunes, 5 de julio de 2010

Reflexiones inexplicables

Si no tienes nada que perder entonces estás jodido, aunque envidentemente serás el ser más peligroso que haya pisado jamás la tierra. Siempre te podrá quedar el vago consuelo de que todo está por ganar.

Si tienes mucho que perder entonces estás jodido, envidentemente serás uno de los seres más cobardes que habrá mirando nunca la mar. Siempre te quedará el vago consuelo de que otros tienen menos que tú.

Si no tienes nada que ganar y nada que perder entonces, evidentemente, estás muerto.

Si eres capaz de decir tantas absurdas reflexiones inexplicables como las vomitadas en el desván entonces, evidentemnete, eres el amo del purgatorio. Maestre de las almas que penan, señor de las tristezas infinitas que se encierran en una gota de agua manchada de sueños que jamás dejarán de ser soñados.

Reclamo por tanto mi trono al Príncipe de la Agonía.