martes, 23 de noviembre de 2010

La única verdad

Renuncié a todo y no recibí nada a cambio.

Oración vana, frío de perros

Soñaba el águila con volar teniendo sus alas rotas.
Soñaba el ciervo encumbrar habiendo sufrido derrota.
Soñaba la hiena reír entre llantos de agonía.
Soñaba el hombre soñar en esta mañana fría.

Ahora que el cieno retiene mis pensamientos y que la escarcha detiene mis movimientos, ahora, siento que ya no siento.

Ahora que las olas atacan fuerte, con viento, y arrecian los malhechores, aumentan los descontentos, ahora, creo que ya no creo.

Ahora que falta el sustento y veo tus ojos tristes varados en este maltrecho cielo, ahora, sueño que ya no sueño.

Y en el viejo altar de la maldita catedral, postrado ante el silencio y el desprecio, retumban ecos de miedo, pasos de almas que nunca vivieron.

Sólo puedo orar a un Dios y seguro que no es en este cuento.

¡Ay replicar de campanas por quién dobláis hoy!.

FWTBT

martes, 16 de noviembre de 2010

Garrote vil

Hoy mejor que nunca puedo recordar al más famoso "reo" de la historia. Como, sin darse cuenta y en poco tiempo, la vida le fue llevando a donde quizás el nunca deseo llegar. Amadeo le llevó del brazo hasta la misma antesala de la muerte y allí, justo allí, murieron para siempre todos sus sueños.

Nunca borraré de mi retina la barca de la benemérita buscando a José Luis Rodríguez por la oscuridad, ni los trastos de "matar". Eterno como si fuese real porque fue real.

Sin lugar a dudas, para mi, la mejor historia que alguien pudiese contar.

Gracias a todos por escribir una historia real, ahora donde estéis podréis continuar con la vida.

Hasta más Ber.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Quebrantos y duelos

Y soñó con despertar
en las nubes de verano,
y soñó con caminar
por los bellos oleajes
de la siembra al respirar.

Y temió siempre soñar,
pues los deseos perdidos
que vagan por los caminos
de la amarga soledad
sólo caen en cuenco roto
cuando al girar la cabeza
ves con temida tristeza
como ríe la maldad,
en los campos de pobreza
que rocé en mi despertar.

Y conté gotas de sal
que derramadas hicieron
al más feliz embustero
en hombre vano y moral,
que vaga hoy sin destino
por estos fríos senderos
que cruzan la libertad.

Perdido en el mismo centro,
ahogado en esta espiral
que mutila mi memoria,
dejando sólo en la noria
al último ser normal
que puso pie en esta Tierra
que se va hundiendo al pisar
y al escupir mil palabras
por los quebrantos y duelos
que algún día habré de tomar.