Hoy dan permiso en la cárcel del destino, sólo unas horas que me dejarán ver algo de luz.
Extraño en tierra de extraños y fugitivo de los días perdidos. Momento absurdo donde los haya, este aire no me ayuda y esta ciudad tampoco.
Parto hacia la Serranía de Ronda, a cabalagar junto al jinete que monta a Silencio. Sin lugar a dudas, hermano de sangre del Comandante.
¡Qué allá por donde vaguen sepan que estoy con ellos!
Barquero y médico, seguramente protagonistas de algún otro cuento.
HlVS-PoM
viernes, 30 de junio de 2006
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