martes, 31 de marzo de 2009

Agotado

Utilicé siempre la queja como mecanismo para reflejar que estoy vivo, no que vivo.
Usé siempre las palabras para contarme al oido lo que a gritos me nace de dentro.
Manejé con soltura la pequeña mentira y abrazé con ternura la orilla de la desesperanza.

Pero ya no puedo disimular más. No puedo ni debo callar. Estoy exhausto de chocar de frente a gran velocidad con el mismo muro de cemento que aparece tras cada esquina que doblo.

Yo creo que ya está bien. Ya es suficiente. Aunque no haya aprendido todavía la lección, estoy agotado.

Dejarme elegir al menos mi forma de morir. Que pueda escribir en la historia de mi vida algo de mi propia cosecha. Qué menos que eso.

Si uno no es dueño de elegir al menos un buen momento para morir, no se qué pintamos aquí.

Negra suerte que persigues mis andadas, olvídate de mi.

Qué tristeza más grande penar por algo que otros añoran, vida perra.

No hay comentarios: