viernes, 18 de junio de 2010

Una oda previsible

Si todo siempre pasa como creo que va a pasar. Si todo sucede sin salirse un ápice del absurdo guión de la tontería, que más podía esperar.

Mientras todo iba bien fuimos seres invisibles a los que no se le llego a prestar ni la mínima atención que merecían, debido al gran sacrificio realizado. Tanta hipocresía encerrada en un grano de arena.

Miradas perdidas, palabras vacías, poses ensayadas. Demasiado descaro, demasiado.

Cuando todo fue a peor el plumero apareció para dejar claro cual era la posición de cada uno, tu en la cima y yo en el retrete.

Más que oda lo dejo en plegaria. Abierta la puerta para el que quiera entrar, me quedo con mis ruinas, éste no es mi lugar.

Exhausto, totalmente derrotado. Me rindo ante la aplastante victoria.

Porque no haría caso a mi padre ...

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