miércoles, 8 de junio de 2011

Morir siempre despierto

Vuelvo a la espiral de la ira, al grito de la derrota, al penar de la impotencia por no poseer la paciencia que se perdió gota a gota en la charca del silencio, donde aguardo tu visita en la sala del desprecio.

Me siento ya tan cansado y aburrido de repetir siempre la misma escena. De nuevo me volvió a tocar el papel menos agradecido, suerte perruna.

Y pensar que siempre sabré y nunca jamás haré. Tener la certeza de conocer y permanecer siempre oculto entre la sombras. Se puede estar más perdido sin apenas moverse del sitio donde anclado me quedé cuando en las noches de invierno, arropado frente al fuego, vi morir mi amanecer.

Con creces merezco esta maldición, el contar cuentos al vientos, el cantar versos al Sol, el morir siempre despierto y el despertar medio muerto entre cajas de cartón. Caminante del lamento, si pudiera yo te absuelvo, pero como a duras penas respiro te condeno a navegar entre nieblas de amargura en el valle del destino.

Otro miércoles al Sol.

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