lunes, 24 de abril de 2017

Abismos insalvables

Es cierto, si la memoria no me falla, que en los primeros días de la ausencia hubo ciertos sentimientos de pura contradicción.

Que la culpa es mía a nadie le cabe la menor duda, es por eso que merezco la condena de le eterna lucha entre lo amado y lo querido.

La eterna luz que marchita mi largo anochecer será siempre el faro que me guía a la perpetua perdición.

Hoy, sin ir más lejos, es un día entre ayer y mañana.

Hoguera marchita,
arena soñada,
lágrima bendita,
Sur en mi almohada,
poniente en la brisa,
sal en mis pestañas.

Ahogo mis penas entre tus enaguas.

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