Anda con cuidado, cada palabra que escupas puede ser la última.
Estás jugando con mis latidos y ten por seguro que eso te puede costar la vida.
Sólo espero un error, sólo uno.
Por la noche, cuando duermas, piensa que perdí mis sueños y ahora sólo me queda la vida, ni siquiera se te ocurra rozarla.
Quizás no llegues ni a leer esta carta ....
martes, 10 de octubre de 2006
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