Nunca fui el Sol de Enero, ni tampoco fui recordado ni olvidado, ni siquiera olvidado.
Veo el día amanecer tras la ventana de podredumbre que ilumina mi celda y ya no se si puedo sentir más pena, no lo sé.
Miro al frente y no veo nada, no veo a nadie. Tengo enredado mi sueño entre la mirada y el pensamiento y no dejo de volar, no puedo hacer otra cosa si no quiero perderme entre la espesa bruma que avanza sin pausa.
Sin voz, a que alta instancia me puedo ya quejar donde no haya reclamado por vía ordinaria. No me quedan recursos, siento que me falta el aire, siento presión en el pecho, posiblemente esto sea el final.
Niego la evidencia hasta la tortura. Seguramente se puede estar peor, pero eso es otra historia y esto son historias mías.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Por siempre: MHM
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