jueves, 15 de abril de 2010

El último candil

Al final, con lágrimas en el alma, tendré que decir adiós al último rayo de sol que iluminaba, de vez en cuando, mis profundos sentimientos.

Esta vez estoy convencido que es una despedida sin retorno, demasiado tiempo para ahora acabar así, como si nada fuese a pasar. Yo de momento tiraré de la puerta pero sin echar la llave ...

En cinco días habrán pasado veinte años desde los ecos de la cabaña de Omrut, veinte años soñando contigo, que jamás me pediste nada a cambio y todo me lo diste.

Después de que se hiciera realidad el sueño, allá por principios de este siglo, el camino llega a su fin.

Te miraré, me mirarás.
Te besaré, te girarás.
Te soñaré, y a cada paso que dé,
moriré por los vacíos de tu voz.

Y en el barro de las pisadas perdidas, allá en la cumbre de la heridas perpetuas que jamás cicatrizarán, te esperaré.

Qué el gran maestre me guíe
por esta siembra de dudas,
principio y fin de locuras,
que me retienen en vida
en la enaguas de Judas.

"Alma negra en sus entrañas..."

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