jueves, 2 de septiembre de 2010

Labertinto de certidumbre

Me he vuelto a perder en el laberinto sin salida donde duermo atrapado.

Gracias a los versos llanos de Carlos Puebla que ahora mismo escucho puedo seguir mal viviendo en este instante y no caer en la pesadumbre de la que sólo salgo en los pequeños instantes en los que mastico hayo y bebo ayahuasca.

No se guiar al rebaño, mal pastor, mala persona. Nunca acertaré y esa sensación me infringe inmensa desesperanza e infinita tristeza.

Volveré a caer mil veces en la misma piedra, ese es mi destino y así debo acatarlo.

Menos mal que no estoy cuerdo porque entonces estaría totalmente jodido.

Viejo chamán que yace sentado en la antigua mecedora con la mirada perdida en aquellas tierras ocultas en las montañas que jamás volverá a pisar.

Mi único alivio sería no saber lo que podrá pasar mañana, la maldición de ser el último gran adivino.

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