Encerrado en el arcón de las viejas pesadillas
busco algún dolor que lleve hoy a la brisa
a este loco corazón que envejece en agonía
en la tierra del dolor, en esta mañana fría.
Callejuelas de penumbra en ciudad de la cordura,
oigo al perro enrabiarse y perder la compostura
atrapado en su rencor y en su vieja amargura
encuentra hoy en tu voz un susurro a la hermosura.
Pellizcarme si estoy muerto, atar bien todos los cabos,
no me dejéis herido o seré el diablo más malo
que pisó nunca las huellas de los malditos bastardos
que hurgan en las heridas de las almas en letargo.
Y vi amanecer sentado en la roca de la vida
contemplando la belleza de lo que pudo ser aquel día,
y vi anochecer sentado en la roca del silencio
donde se apaga mi voz en el reino de los necios.
lunes, 17 de enero de 2011
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