lunes, 26 de noviembre de 2012

El placer de caminar

En el trato cara a cara pierdo mucho, me vence la angustia y desilusión que me emborracha desde hace años. En cambio, con algo de distancia, en escasas ocasiones, puedo llegar a intentar dialogar sin echarlo todo a perder.

Malditas palabras cargadas de odio, malditas palabras cubiertas de ira, malditas palabras.

Siempre preferí una mirada serena que mil discursos. En un instante unos ojos pueden decir más que todos los libros escritos por el hombre, al igual que una hermosa melodía.

Todo esto me hacer recordar que más vale un instante de felicidad que mil años de "normalidad", aunque no por ello renunciaré jamás a la vida.

Ante todo espero seguir siendo por siempre el último gran superviviente.

Con la habilidad innata para mirar y observar, para oír y escuchar, para llorar y cantar, sólo en mi mano está el andar por el placer de caminar.

¿Acaso hay algo más bello que robarle una gota de rocío a una hoja recién caída del un árbol?.

¿Acaso hay algo más intenso que respirar el aire que hiberna entre las rocas de las montañas azules?.

Si alguien da fé de algo que sea en este mundo más importante que la sonrisa de un niño que hable alto y claro, que yo le escucharé.



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