miércoles, 5 de junio de 2013

Más claro

Nada enseño y pocas cosas aprendo, y la mayoría luego van y se me olvidan.

Pero hay cosas que jamás se perderan en los rincones de mi memoria porque son la fuente de mi existencia, mi única manera de vivir sin hacerlo.

Los verdaderos maestros me enseñaron todo lo que se, cada uno de ellos con su propio estilo. Aprendí lo esencial para poder sobrevivir de mala manera en este mundo sospechoso donde sólo puedo volar dentro de mi.

Desde aquí hago inmortales en los recuerdos de los muertos a los grandes sabios, que nadie les quite jamás ni una migaja de mérito porque todo es suyo, ganado y merecido.

Un tequila y mil cervezas a la salud de cada uno de ellos. Espero que María me aguarde es su preciado desván.

Salud !!!

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