viernes, 11 de mayo de 2007

La edad del Sol

Podría perderme en el tiempo hablando de la soledad. Me bastará con decir que simplemente con vuestra ausencia ya no tendré nada que contar.

Pero, por favor, nunca me dejéis solo.

Que en los lejanos límites del océano, allá donde habitan mis sueños, nos tenga que echaros en falta, sólo eso os he de rogar.

Triste soledad en compañia, triste camino al andar que se abre entre los senderos que sueñan con mi vagar.

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