Y ayer pasaron diez años. Y por muchos más que pasen, todo estará por siempre enjaulado en un instante.
En los pétalos de una rosa quedaron guardados los versos, allá en los albores del tiempo.
Una llave y una parada a tiempo puedieron ser motivos suficentes para que todo sucediese como en el mejor de los cuentos.
Días de valentía que no volverán a pasar hasta que nazcan en mí las iras de libertad que me persiguen sin fin.
Gracias por tantos días.
viernes, 14 de septiembre de 2007
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