martes, 8 de enero de 2008

Un hombre y dos destinos inalcanzables

Y si algo me enseño la vida es que todo es mentira. Sólo tenemos dos caminos, que nunca recorreremos, que poder tomar:

- El camino de la fidelidad con los sueños de juventud. Que la vida no se pase sin sentir haber hecho algo por nosotros y por la humanidad. Todos llevamos atrapado en nuestra alma ese ardor revolucionario. Sentir que podemos cambiar las cosas para mejor. Hacer de la vida algo digno para todos. Vagar por los caminos más ocultos de la existencia con una mochila al hombro, bebiendo del agua almacenada en la huella de un caballo y comiendo frutos silvestres. No dejarse vencer si haber luchado hasta el fin.

- El camino de la salvación. Poder andar el camino sin complicaciones, sin hacer nunca nada que no nos nazca de dentro. No vivir pendiente de que un reloj marque nuestros pasos por esta vida dura y sinuosa. Poder desayunar en Ushuaia y ver la puesta de Sol en el Malecon. Amanecer entre las ascuas de la lumbre en cualquier bosque perdido de Canadá y mañana soñar con navegar por los mares de sur. Reir con una botella de vodka en cualquier gélido páramo de Siberia o simplemente tomar un par de cañas en cualquier tasca de Madrid. Dormir sobre las aguas del mar Muerto, despertar sobre las ruinas de Troya. O simplemente apostar una ficha de 1000 dólares en Las Vegas o jugar una partida de pokér con John Wayne a las orillas de Rio Grande. Recorrer con "el barquero" la sierra de Ronda.

Dos senderos tapados por la insana cordura y la maldad de los hombres.

Si pudiese al menos poner un pie en uno de esos caminos, aúnque sólo fuese para andar un par de metros, ..... ¡qué felicidad!.

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