martes, 1 de abril de 2008

Anunciación

Mis primeras líneas serán para reconocer al trovador de lamentos la osadía de dejarme narrar mis aventuras y extraños viajes.

Si soy sincero, nunca creí que me fuera a encontrar de nuevo contigo, y menos de esta manera. Creo recordar que han pasado más de diez años desde ese mágico día difícil de olvidar. Aunque resulte inverosimil, aquella noche soñe con volar como nunca antes lo había hecho, y volé. Rarezas de la vida, se alinearon todos los planetas y se encendieron las luces de todas las estrellas.

Oí el batir de las alas de los cuervos y las risas de las hienas. Probamos la fruta fresca, y nos lanzamos sin vacilar a las aguas de la agonía. Se bien de lo que hablo, pues todavía en los cambios de estación las marcas de mi brazo me recuerdan sin vacilar aquellas mágicas horas. Actué de gran maestre y aquello cambió el rumbo de mis días.

Yo también vagué por la sierra de Cazalla junto a "Andrés". Nuestro amigo Ernesto me curó el alma a faldas de sierra Maestra. A caballo, andando, en moto o bicicleta he recorrido en esta última decada miles de lugares. Aquí te iré dejando los recuerdos de las vagas huellas que fuí dejando allá por donde me dejaron pisar.

El Duende.

No hay comentarios: