lunes, 18 de mayo de 2009

Las huellas de tu mirada

Sólo por veros reir valió la pena sufrir. Sólo por veros felices valió la pena vivir.

Siento que en la nostalgia anda flotando un lágrima, lleva la sonrisa puesta y los ojos pintandos de sal. Oigo gruñir al viento, eso no es bueno ni malo mientras no escuche reir al tuerto, todo puede llegar.

Me tapo los ojos y miro hacia atrás, y veo los sueños que vienen y van. Siento partir hacia al frente sin tu pañuelo de seda, espero que esta distancia no nos separe jamás.

Y miró hacia el Sur y sobre los ojos grises del Invierno que se llevo la memoria espero poder olvidar.

Junqueras que sosteníais mis huesos ¿dónde habéis ido a parar?. Dejásteis paso a las zarzas y a los negros despertares que envuelven las tenues luces de esta aldea de desprecios donde regreso a buscar lo que no supe encontrar.

Rozo con mis pupilas las huellas de tu mirada. Siento en mis mejillas al aire narrar la calma que vive en la pesadumbre las eternas moradas de los antiguos pastores, perdidas hoy entre nubes de codicia y esplendor, y tiro la moneda al aire y siempre el mismo ganador.

Me apoyo sin fuerzas ya sobre las puerta olvidada.
Me resguardo de la lluvia bajo el techo derrumbado.
Me siento en aquel puente que caciques derribaron, y cuento a mi media luna de alquitrán los mismos sueños que le susurraba cuando en ella dormitaba.

La tierra me huele a mojada, y creo que al despertar el olor de la hierba fresca podrá hacerme olvidar estos momentos amargos que nunca podré olvidar.

Largo día, breve noche.

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