No te reconozco, a veces te miro y veo que cada vez es más frecuente que te conformes sólo con respirar.
Sin lugar a dudas cada día es cada día y cada uno es cada uno, traduciendo al castellano la entrecortada voz del poeta, pero desde luego lo que hemos sido y en lo que hemos quedado.
En su infinita tristeza muere el hombre ahogado entre palabras de pena y sombrías luces de penumbra.
¡Dios! Otra vez el cordón desabrochado, quizás vuelva a caer sobre el mismo barro manchado del sueño de tu querer.
¡Qué me busquen en un palmo de tierra!, allí siempre os esperaré.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario