lunes, 9 de enero de 2012

El hotel de la razón incomprendida

Se clava la palabra vida en mis entrañas al oírla salir de tu boca y eso duele, duele mucho, en este pecho deshecho por el odio y el rencor. En un alma que vaga malherida por los derroteros de la existencia la palabra vida no ayuda a morir.

Se me nubla la mirada al sentir lo sueños del comandante reflejados en tu mirada. Sueños que fueron más allá de la realidad, sueños que sobrepasaron el umbral de la muerte y que dormirán por siempre junto a mi almohada.

Me seduce el olor a tierra mojada. Me enamora la esencia de la hierba recién cortada,y que decir del sentir de las olas del mar rompiedo sobre mis pies.

Trinidad de infinita felicidad alojado en el hotel de la razón incomprendida. Si el número trece me da pequeñas suertes que necesito como el pez al agua. Si vuestras sonrisas son el único motor que puede mover mis torpes pasos por esta senda de hoyos y piedras, tendré que ser feliz, de alguna manera, tendré que serlo.

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