viernes, 10 de mayo de 2013

La cárcel de los cuerdos

Hundido, en las ramas del tiempo, escondido sin ganas de aparecer ni en los libros ni en los cuentos, hoy abrigo la esperanza de perder.

Te veo y se lo que miro. Te observo y no se lo que puedes ser, la sombra de un ánima herida o una brizna de mentiras al anochecer.

Desorientado como nunca, sin camino como siempre. Paseante de la dudas, alma en pena de la muerte. Efímera andadura por los reinos de poniente.

Yo que he visto flotar nubes negras sobre brasas de amargura.

Yo que he visto cruzar desnudo selvas y mil llanuras, llenas de mil y un peligros, llenas de mil aventuras.

Yo que todo lo veo y que nada conozco me imputo la menor pena: una noche y dos días.

En cárcel de los cuerdos tendré que morir en vida, ya que no quise morar en el reino de los tuertos.

Hoy te engaño pero no te miento.

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