lunes, 18 de junio de 2007

Dabolina

No puedo acostumbrarme a que las cosas no dejen de sorprenderme.

Cómo puede ignorarte la historia de esta manera, pero lo que es aún peor, como puede la supuesta amistad rozarte sin mirarte a los ojos.

Hay tantas cosas que no logro comprender. Tenía tantas pretensiones, quizás ilusiones. Todas fueron a parar al cubo sin fondo de los deseos perdidos.

Y a mi casi que ni me importa, pero hay otras cosas que hacen daño a los míos que son las que realmente duelen.

Qué las agujas del tiempo no os pasen factura por esto, yo no olvidaré.